Fecha de actualización: 01/11/2023
(V.2.0/2023)
La osteomielitis (OM) es la infección del hueso de origen generalmente bacteriano, con una incidencia en nuestro medio de 2-13 casos/100.000 niños, aumentando hasta 28/100.000 en menores de 3 años. Es más frecuente en niños que en niñas, con una relación 2:1. Las posibles vías de transmisión son tres: hematógena (la más frecuente), por inoculación directa y por invasión local desde una infección contigua (artritis, sinusitis, infección dental, etc.). Staphylococcus aureus es el principal agente etiológico de la osteomielitis en todas las edades1.
Los huesos largos son los más frecuentemente implicados, especialmente la metáfisis de fémur y tibia (dos de cada tres casos), seguidos por húmero y pelvis2 (menos del 10%), y calcáneo (menos del 10%).
Estas infecciones suelen afectar a un único hueso, aunque hasta en el 7% de los casos pueden ser multifocales, especialmente las producidas por SARM, en recién nacidos o en lactantes pequeños, o inmunodeprimidos. Hasta en el 30% de los episodios se asocia con artritis séptica (más habitual en articulaciones como hombro y cadera por la existencia de metáfisis intraarticular) o con piomiositis.
La OM puede tener una evolución aguda, subaguda o crónica3 en función de la virulencia del agente microbiológico, de la respuesta inmunológica del huésped, así como del retraso en el diagnóstico y tratamiento, aparición de complicaciones o por un abordaje inadecuado. Nos centraremos fundamentalmente en la OM aguda de causa hematógena, por ser la más frecuente en pediatría.
Los síntomas y signos iniciales son, a menudo, inespecíficos (sobre todo en neonatos y lactantes), incluyendo irritabilidad, disminución del apetito y de la actividad, y dependen de la virulencia del microorganismo4. El síntoma más frecuente al diagnóstico es el dolor localizado (81-95%), seguido de inflamación local (50-70%), fiebre (62-70%), disminución de la movilidad (50-84%) o impotencia funcional (50-92%). Es muy importante tener en cuenta la ausencia de fiebre en no pocas ocasiones.
El diagnóstico se basa en un alto índice de sospecha clínica, buscando la confirmación con el apoyo del laboratorio y las pruebas de imagen. El diagnóstico microbiológico se alcanza en el 33-40% con hemocultivo, pudiendo aumentar hasta 55-75% si se realiza cultivo del tejido afecto.
Una sospecha de OM aguda puede ser la primera manifestación de una osteomielitis crónica multifocal, por lo que es fundamental un adecuado diagnóstico diferencial5.
Se debe iniciar antibioterapia empírica ante la sospecha de OM aguda, eligiendo el antibiótico en función de la edad del paciente, la patología de base y los microorganismos prevalentes en la comunidad. El tratamiento debe ser de inicio precoz e intravenoso para disminuir las secuelas permanentes. En ocasiones, puede ser necesario un tratamiento quirúrgico o inmovilización del hueso afecto6.
Microorganismos causales en niños previamente sanos sin factores de riesgo |
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Grupos de edad |
Frecuentes |
Menos frecuentes |
Neonatos y lactantes7 (< 3 meses) |
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3 meses – 4 años |
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≥ 5 años |
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Microorganismos causales según factores de riesgo |
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Factores de riesgo |
Microorganismo |
Herida penetrante en el pie |
Pseudomonas, S. aureus, anaerobios |
Anemia de células falciformes, otras hemoglobinopatías11 |
Salmonella spp., S. aureus |
Viajes a zonas de alta endemia de tuberculosis, contacto con enfermos |
Mycobacterium tuberculosis |
Contacto con cachorros, especialmente gatos |
Bartonella henselae |
Exposición a animales de granja |
Coxiella burnetti, Brucella |
VIH |
S. aureus, E. coli, Salmonella spp |
Enfermedad granulomatosa crónica |
S. aureus, Serratia, Aspergillus |
Varicela |
S. pyogenes |
Estudios complementarios |
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Indicados en la evaluación inicial |
Indicados en situaciones especiales |
Laboratorio12 |
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Microbiología13 |
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Diagnóstico diferencial |
Otras infecciones: infección de partes blandas (celulitis, abscesos, piomiositis), sífilis Fracturas Osteocondrosis (signos de inflamación local sin aumento de reactantes de fase aguda, con imagen radiológica típica) Osteonecrosis (por crisis vasooclusiva en la enfermedad de células falciformes) Osteomielitis crónica recurrente multifocal (Osteítis inflamatoria aséptica) Histiocitosis de células de Langerhans Patología tumoral benigna, maligna o metástasis óseas, fundamentalmente sarcoma de Ewing o enfermedad linfoproliferativa Enfermedad de depósito (Enfermedad de Gaucher, puede cursar con crisis de dolor óseo) |
Tratamiento antimicrobiano empírico |
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Grupo de edad |
Primera elección |
Alternativa |
< 3 meses |
Cloxacilina16 + cefotaxima |
Cloxacilina + gentamicina |
3 meses – 4 años17 |
Cefuroxima |
Cloxacilina22+ cefotaxima o amoxicilina-clavulánico |
≥ 5 años |
Cefazolina18 |
Cloxacilina |
Indicaciones de tratamiento quirúrgico19 |
Además del tratamiento médico, considerar en:
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Actualmente está desaconsejada la administración de antibióticos intralesionales en el área quirúrgica por falta de beneficios demostrados |
Tratamiento antimicrobiano empírico en situaciones especiales |
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Postraumatismo (heridas en el pie) |
Cloxacilina + ceftazidima; levofloxacino |
Anemia de células falciformes |
Cloxacilina + cefotaxima; amoxicilina-clavulánico |
Alergia a betalactámicos |
Según sospecha microbiológica: TMP-SMX (VO) o levofloxacino Si no hay sospecha de Kingella, otras alternativas son: clindamicina, linezolid, vancomicina, daptomicina (ésta, si no hay lesiones pulmonares) |
Sospecha de anaerobios |
Clindamicina, amoxicilina-clavulánico o metronidazol |
Elección del antibiótico según el microorganismo aislado20 |
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Agente |
Antibiótico de elección |
Alternativa |
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S. aureus |
Sensible a meticilina |
Cefalosporina 1ª G o cloxacilina |
Clindamicina (si sensible), levofloxacino o linezolid |
Resistente a meticilina21 |
Clindamicina (si sensible), vancomicina22 |
Linezolid o daptomicina23; TMP-SMX (VO); Ceftarolina |
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S. pyogenes24 |
Ampicilina o penicilina G |
Cefalosporina 1ª G |
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S. pneumoniae |
Sensible a penicilina |
Penicilina G o ampicilina |
Cefalosporinas de 2ª o 3ª G |
Resistente a penicilina |
Cefotaxima o ceftriaxona |
Vancomicina, linezolid, levofloxacino o ceftarolina |
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Streptococcus agalactiae |
Ampicilina o penicilina G |
Cefolosporina 1ª G |
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Kingella kingae 25 |
Ampicilina o cefalosporina 1ª G |
TMP-SMX o levofloxacino, cefalosporinas de 2ª o 3ª G |
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Neisseria gonorrhoeae |
Ceftriaxona o cefotaxima |
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Haemophilus influenzae tipo b |
Cefalosporinas 2ª-3ª G o amoxicilina- clavulánico |
Fluorquinolona |
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Pseudomonas |
Ceftazidima |
Ciprofloxacino, u otros según sensibilidad |
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Salmonella |
Cefalosporinas 3ª G |
Ampicilina o ciprofloxacino (si sensible) |
Dosis recomendadas26 |
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Fármaco |
Vía |
Dosis (mg/kg/día) |
Dosis máxima día |
Nº dosis/día |
Amoxicilina |
VO |
80-100 |
6 g |
3-4 |
Amoxicilina/clavulánico |
VO IV |
80-100 (de amoxicilina) 100 (de amoxicilina) |
4-6 g de amoxicilina. Evitar >125 mg/dosis de clavulánico |
3-4 |
Ampicilina |
IV |
150-200 |
12 g |
3-4 |
Cefadroxilo |
VO |
60-90 |
4 g |
3 |
Cefazolina |
IM/IV |
100-150 |
8 g |
3-4 |
Ceftarolina |
IV |
30 (2 meses-2 años)-36 |
1,8 gr (600 mg/dosis) |
3 |
Cefotaxima |
IV |
150-200 |
12 g |
3-4 |
Ceftazidima |
IV/IM |
150 |
6 g |
3 |
Ceftriaxona |
IV/IM |
> 1 mes: 75-100 |
4 g |
1-2 |
Cefuroxima |
IV |
150-200 |
6 g27 |
3-4 |
Cefuroxima-axetilo |
VO |
60-90 |
3 g |
3 |
Ciprofloxacino |
IV/VO |
IV: 30 VO: 30-40 |
IV: 400 mg/dosis VO: 750 mg/dosis
VO: 750 mg/dosis |
IV: 2-3 VO: 2 |
Clindamicina |
IV/VO |
30-40 |
IV: 2,7-4,8 g VO: 1,2-1,8 g |
3-4 |
Cloxacilina |
VO*/IV |
IV: 150-200 VO: 100 |
IV: 12 g VO: 6 g |
4 |
Gentamicina |
IV/IM |
5-7,5 |
|
1 |
Levofloxacino |
IV/VO |
< 5 años: 20 > 5 años: 10 |
500-750 mg/dosis |
2 1 |
Linezolid |
IV/VO |
< 12 años: 30 > 12 años: 600 mg/12 h |
1,8 g |
3 2 |
Penicilina G (bencilpenicilina) |
IV/IM |
250.000-400.000 U/kg/día |
24 mill U/día |
4-6 |
Trimetoprim/sulfametoxazol |
IV/VO |
6-12 (de TMP) |
160 mg de TMP/6 h (320 si infecciones graves) |
2-4 |
Vancomicina# |
IV |
40-60 |
4 g |
3-4 |
*No se recomienda cloxacilina oral por no tener una óptima biodisponibilidad. #Medir valle y ajustar según niveles.
Ver “Dosificación de antibióticos” en: Guía-ABE - antibioticos--dosis-en-lactantes-y-ninos (guia-abe.es) y “Tabla de dosis de antibióticos en pediatría. Versión 1.0.” 16/03/2021. en https://www.seipweb.es/wp-content/uploads/2021/03/Tabla-dosis-antibioticos-pediatria.-v.1.0.pdf |
Antibióticos: vía de administración y duración |
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Antibióticos parenterales/orales |
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Duración del tratamiento |
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Pronóstico |
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Referencias bibliográficas |
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Abreviaturas: AS: artritis séptica. Hib: Haemophilus influenzae tipo b. G: generación. IM: vía intramuscular. IV: vía intravenosa. LPV: leucocidina de Panton-Valentine. PCR: reacción en cadena de la polimerasa. PrCR: proteína C reactiva. RM: resonancia magnética. RN: recién nacido. SARM: Staphylococcus aureus resistente a meticilina. TC: tomografía computarizada. TMP-SMX: trimetoprim-sulfametoxazol. VO: vía oral. VSG: velocidad de sedimentación globular.
1En los últimos años parece que Kingella Kingae, fundamentalmente en artritis, se posiciona como patógeno más frecuente entre los 6 meses y 4 años gracias a la optimización del diagnóstico microbiológico con las técnicas de biología molecular.
2Localización de especial importancia por su difícil diagnóstico, con una media de 12 días de retraso diagnóstico
3Sin ser una clasificación bien estandarizada: Aguda: menos de dos semanas; subaguda: entre 2 y 4 semanas (cursa con síntomas menos graves); y crónica: más de 4 semanas (es un diagnóstico histológico y se asocia con cirugía, traumatismo abierto u osteomielitis inadecuadamente tratada).
4El SARM y el S. aureus productor de toxina LPV generan infecciones más graves y complejas, con mayor incidencia de complicaciones (piomiositis, abscesos óseos y subperiósticos, tromboflebitis séptica). Las infecciones por Kingella kingae tienen un curso más indolente y benigno.
5Especialmente en niñas de mayor edad (media 8 años), localización clavicular, multifocal o recurrente sin confirmación microbiológica.
6Para reducir el dolor o evitar fracturas patológicas cuando el daño óseo detectado por radiografía es muy extenso
7Generalmente sucede en niños con factores de riesgo como prematuridad, infección de piel y parto complicado. En el 50% de los casos hay antecedente de infección (neumonía, bacteriemia asociada a catéter, infección en el lugar de venopunción), presencia de catéter arterial o cefalohematoma. Tienen mayor riesgo de afectación de múltiples huesos o de asociar piomiositis y artritis.
8Es un microorganismo gram-negativo de difícil crecimiento en laboratorio, colonizador de la orofaringe. Está aumentando su detección en menores de 5 años (principalmente en menores de 2 años), sobre todo en artritis séptica, pero también en osteomielitis. Se encuentra, a menudo, afectando a huesos no tubulares como esternón, vértebra o calcáneo y, generalmente, produce síntomas más leves que otras bacterias y con mejor evolución clínica.
9Es muy poco frecuente. Hay que tenerlo en cuenta en niños que no han completado la pauta vacunal (con 2 o menos dosis de vacuna conjugada frente a Hib).
10En ocasiones, tras una infección concurrente por varicela zoster, debido a que favorece la enfermedad invasiva por esta bacteria.
11Sin clara diferencia en la predominancia de uno u otro por lo que, a falta de confirmación microbiológica, se deben cubrir ambos microorganismos.
12El recuento leucocitario puede ser normal o estar elevado. La elevación de PrCR y VSG es frecuente, aunque inespecífica. La combinación de ambas incrementa la sensibilidad, siendo improbable la existencia de una infección osteoarticular si no se elevan en los primeros días. La VSG está elevada en el 80-90% de los casos, el pico máximo se alcanza a los 3-5 días y se normaliza a las 3-4 semanas. La PrCR está elevada en la mayoría de los pacientes, se eleva en las primeras 8 horas, alcanza su pico a las 48 horas y se normaliza a los 7-10 días de tratamiento, siendo un marcador útil para el seguimiento de estos pacientes. No se recomienda la realización de la procalcitonina por su baja sensibilidad.
13El hemocultivo debe recogerse siempre a pesar de su relativa baja rentabilidad (positivo en 10-40% de los casos), aún sin fiebre. En los últimos años, las técnicas de biología molecular (como la PCR) también han permitido identificar patógenos difíciles de cultivar.
14En caso de artritis séptica asociada.
15Las guías IDSA 2021 recomiendan realizar aspiración y/o biopsia del tejido óseo y/o colecciones purulentas asociadas siempre que sea posible (especialmente si hay riesgo de SARM), para mejorar el diagnóstico microbiológico. Se realizará preferiblemente antes de comenzar la antibioterapia, pero tiene valor hasta 24-48 horas después de su inicio. Dado que la evolución de esta infección suele ser favorable y no existe una alta prevalencia de microorganismos resistentes como SARM, la SEIP y AEPED no la recomiendan de rutina en nuestro medio. Debe realizarse en caso de colecciones purulentas (normalmente > 2 cm).
16Cloxacilina continúa siendo el antibiótico de elección en nuestro medio para cubrir S. aureus por la baja prevalencia de SARM.
17En niños mayores de 2 años, siempre que estén correctamente vacunados, se podría usar cefazolina, igual que en mayores de 5 años (dado que S. pneumoniae es poco frecuente por encima de los 2 años y K. kingae tiene adecuada sensibilidad a cefazolina, no así a cloxacilina).
18Cefazolina tiene ventajas sobre cloxacilina por tolerancia y dosificación, y especialmente entre 2-5 años al cubrir también K. kingae. En caso de sospechar SARM (niños procedentes de Latinoamérica, EEUU, Europa del Este, norte de África) o en cuadros clínicos graves, se recomienda administrar clindamicina (en paciente con buen estado general) o vancomicina o linezolid si el paciente está séptico o hay mala evolución con clindamicina.
19Puede ser necesario realizar desbridamiento o drenaje de colecciones purulentas hasta en un 14% de los casos, y casi en el 30% de ellos en más de una ocasión. En caso de absceso subperióstico o intraóseo, el abordaje quirúrgico dependerá del tamaño y localización de éste, así como de su cercanía a la placa de crecimiento.
20Si los cultivos son negativos, el tratamiento antibiótico por vía oral se podría realizar en menores de 2 años con cefuroxima-axetilo a dosis de 60-90 mg/kg/día cada 8 horas, y a partir de esa edad con cefadroxilo a dosis de 60-90 mg/kg/día cada 8 horas. En caso de desabastecimiento de cefuroxima, puede administrarse amoxicilina-clavulánico.
21Si el paciente no está grave, dado que el porcentaje de resistencias en nuestro medio a clindamicina no es muy alto (<10-20%), podría utilizarse clindamicina. En este caso, hasta que no se confirme SARM, habría que valorar la asociación con un betalactámico en < de 5 años para cubrir K. kingae.
22Continúa siendo el antibiótico de primera elección en muchas guías, aunque clindamicina (si es sensible) o linezolid, son alternativas muy válidas.
23Si no hay focos pulmonares, dado que se inactiva con el surfactante pulmonar.
24En infección por S. pyogenes grave se podría considerar añadir un inhibidor ribosómico, como clindamicina si es sensible, o linezolid.
25Kingella kingae generalmente es sensible a los betalactámicos, incluyendo ampicilina y cefalosporinas, presentando resistencia a vancomicina, clindamicina, linezolid, daptomicina y penicilinas antiestafilocócicas (cloxacilina). En muy raras ocasiones podría producir B-lactamasas.
26En general, se usan dosis de betalactámicos 2-3 veces superiores a lo habitual. Consultar tabla de dosificación de antibióticos en pediatría (consenso grupo PROA_SEIP y SEFH) en https://www.seipweb.es/wp-content/uploads/2021/03/Tabla-dosis-antibioticos-pediatria.-v.1.0.pdf
27En situaciones especiales puede aumentarse la dosis hasta 9 g/día
28Estudios recientes han mostrado que en pacientes seleccionados en los que la etiología más probable sea Kingella, el tratamiento antibiótico exclusivamente por vía oral puede ser una opción segura. Se proponen como criterios de bajo riesgo: buen estado general, ausencia de enfermedad de base, edad entre 6 meses y 3 años, buena tolerancia oral, PrCR < 80 mg/L, ratio VSG/PCR ≥ 0,67, no herida en la piel, no cirugía reciente, no espondilodiscitis cervical ni complicación local al inicio y la posibilidad de seguimiento diario en unidad especializada.
29Debe realizarse un seguimiento estrecho para monitorizar la adherencia al tratamiento, efectos secundarios del mismo y evaluar la respuesta clínica. Se individualizará la periodicidad de los controles analíticos.
30Las principales secuelas son la discrepancia de longitud de los miembros afectados, deformidad angular de extremidades y fracturas patológicas, lo que debe motivar al seguimiento especializado de estos pacientes.
Notas: la Guía-ABE se actualiza periódicamente. Los autores y editores recomiendan aplicar estas recomendaciones con sentido crítico en función de la experiencia del médico, de los condicionantes de cada paciente y del entorno asistencial concreto; así mismo se aconseja consultar también otras fuentes para minimizar la probabilidad de errores. Texto dirigido exclusivamente a profesionales. | |||
[i] Más información en:
http://www.guia-abe.es/
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