Fecha de actualización: 18/03/2023
(V.4.0/2023)
El catarro de vías altas (CVA), resfriado común o rinofaringitis aguda es la enfermedad infecciosa más frecuente en Pediatría, con una distribución estacional (predominio en otoño-invierno) y una incidencia más elevada en los primeros 3 años de vida y en niños que acuden a escuelas infantiles (4 a 10 episodios/año).
El CVA es generalmente una enfermedad leve y autolimitada. La educación sanitaria a padres y cuidadores constituye la herramienta fundamental de su manejo. Como medidas de soporte, el uso de paracetamol en situaciones de malestar, una hidratación adecuada y los lavados nasales con suero salino son las intervenciones más recomendables.
Ningún fármaco “anticatarral” (antitusivos, antihistamínicos, descongestivos, mucolíticos) ha mostrado una eficacia relevante en el alivio de los síntomas del CVA, siendo totalmente ineficaces en menores de 6 años y estando asociados, en menores de 2 años, a efectos adversos graves.
La miel es el único compuesto que se ha mostrado superior al placebo en el alivio de la tos en ensayos clínicos aleatorizados (ECA) y podría recomendarse en niños mayores de 1 año.
Las medidas más eficaces en su prevención son la higiene de manos y las maniobras para limitar la diseminación de las secreciones respiratorias (toser y estornudar en un pañuelo, incluso en la manga de la ropa; evitar tocarse la boca, la nariz y los ojos)
La administración de probióticos podría disminuir de forma modesta la frecuencia de infecciones respiratorias de vías superiores, aunque su elevado coste no justificaría su uso generalizado. La suplementación con Vitamina D podría reducir el riesgo de presentar una infección respiratoria en niños mayores de 1 año y adolescentes, particularmente en situaciones de déficit de esta vitamina, aunque su efecto es muy limitado y muy probablemente irrelevante en la práctica. Los tratamientos preventivos con equinácea, zinc y vitamina C no han mostrado resultados favorables.
Microorganismos causales |
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Muy frecuentes |
Frecuentes |
Menos frecuentes |
Estudios complementarios |
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Indicados en la evaluación inicial |
Indicados en situaciones especiales |
Laboratorio, microbiología11, imagen |
No. El diagnóstico es clínico. |
Valorar en cursos atípicos o prolongados11 o con fines epidemiológicos |
Indicaciones ingreso hospitalario |
Ninguna específica |
Tratamiento antimicrobiano empírico |
No indicado |
Otros tratamientos farmacológicos |
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Productos |
Comentarios |
Fármacos “anticatarrales” por vía oral |
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Ningún fármaco anticatarral ha mostrado eficacia alguna en menores de 6 años, por lo que su uso está desaconsejado en este grupo de edad12. En menores de 2 años, están asociados a efectos adversos potencialmente graves y deben evitarse13. |
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Antitusivos: en niños y adolescentes ningún antitusivo se ha mostrado superior al placebo en el alivio de la tos,14. La codeína y el dextrometorfano pueden producir depresión respiratoria y del sistema nervioso central. La codeína presenta una toxicidad mayor e impredecible y está contraindicada en menores de 12 años15. |
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Antihistamínicos: no han mostrado ninguna eficacia en el alivio de los síntomas del CVA en niños. |
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Mucolíticos: no han mostrado una mejoría clínicamente relevante en los síntomas16 |
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Descongestivos orales: en lactantes y niños menores de 6 años, los descongestivos orales en monoterapia o asociados a antihistamínicos no fueron más eficaces que el placebo y están asociados, como agentes simpaticomiméticos, a efectos adversos cardiovasculares y neurológicos potencialmente graves17. En mayores de 12 años, la combinación descongestivo oral-antihistamínico podría producir una leve mejoría en los síntomas nasales, de dudosa relevancia clínica, y que debe sopesarse frente al riesgo de efectos adversos. |
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Fármacos “anticatarrales” intranasales |
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No recomendados en niños por la falta de estudios. En mayores de 12 años podrían aportar una leve mejoría en los síntomas nasales, de dudosa relevancia clínica y asociados a efectos adversos locales (sensación de sequedad, sangrado). |
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Descongestivos tópicos: podrían mejorar en un grado leve la congestión nasal en adolescentes, pero no deben aplicarse más allá de los 2-3 primeros días por el riesgo de efecto rebote. |
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Bromuro de ipratropio: podrían disminuir la rinorrea, pero no mejoran la congestión nasal. |
Otros tratamientos |
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Productos |
Comentarios |
Remedios herbales |
Equinácea: ampliamente utilizada en países de nuestro entorno, su uso está desaconsejado en niños por la falta de evidencia de beneficios y el riesgo de efectos adversos (exantema). En adolescentes su eficacia es dudosa y clínicamente irrelevante, tanto en el tratamiento como en la prevención. |
Vapor rub o VapoRub: ungüento que contiene alcanfor, mentol y aceite de eucalipto y que se aplica sobre el tórax y el cuello. No recomendado por la escasa evidencia disponible y su efecto irritante18 |
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Zinc |
No hay evidencias solidas de su eficacia y se desconoce la pauta más adecuada de administración en sus distintas formulaciones. No recomendado. |
Medidas terapéuticas eficaces |
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Educación sanitaria |
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Lavados nasales con suero salino |
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Miel |
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Remedios “caseros” |
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Tratamientos preventivos |
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Medidas físicas |
El lavado frecuente de manos es la medida más eficaz. Evitar tocarse la boca, la nariz y los ojos; toser y estornudar en un pañuelo (incluso en la manga de la ropa) y el uso de soluciones viricidas en el lavado de manos disminuyen la transmisión |
Productos medicinales |
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Zinc: los datos actualmente disponibles no permiten establecer una recomendación sobre su uso en la prevención. |
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Vitamina C: la suplementación diaria con vitamina C, a dosis >200 mg/día, no disminuye la incidencia ni la intensidad de los síntomas de CVA, pero podría disminuir la duración de los episodios (entre 1 y 2 días) |
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Vitamina D: un metaanálisis reciente ha mostrado que la suplementación, en forma diaria o semanal – no en bolos – podría reducir el riesgo de padecer una infección respiratoria, particularmente en sujetos con niveles séricos de 25-OHD< 25 nmol/L y en niños entre 1 y 15 años (no en menores de 1 año). No obstante, el efecto es de muy escasa magnitud y por tanto de dudosa aplicabilidad en la práctica clínica diaria. |
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Probióticos: La administración prolongada oral de probióticos podría disminuir de forma modesta la frecuencia de infecciones respiratorias de vías superiores y el uso de antibióticos, aunque el balance coste-beneficio sería difícilmente favorable por su elevado coste y la benignidad de la gran mayoría de estos procesos21. |
Referencias bibliográficas |
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Abreviaturas: CVA: catarro de vías altas. ECA: ensayo clínico aleatorizado. VRS: virus respiratorio sincitial. AAP: Academia Americana de Pediatría. NICE: National Institute for Health and Care Excellence. AEMPS: Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. EMA: European Medicines Agency. CDC: Centers for Disease Control and Prevention. FDA: Food and Drug Administration. OMS: Organización Mundial de la Salud.
1 Los rinovirus causan un 33-50% de los CVA. Picos de incidencia en otoño y marzo-abril.
2 Los coronavirus comunes causan un 10-15% de los casos, con una mayor incidencia entre diciembre y abril. En aproximadamente un 50% de los casos asocian síntomas digestivos.
3 El espectro de manifestaciones clínicas de la infección por SARS-CoV-2 es muy amplio, desde infecciones asintomáticas hasta formas potencialmente mortales como el síndrome inflamatorio multisistémico. No obstante, el patrón más habitual de presentación es el de una infección respiratoria de vías altas, indistinguible clínicamente del originado por otros virus. Como otros coronavirus, asocia con frecuencia síntomas digestivos. Otras presentaciones frecuentes incluyen los síntomas digestivos no asociados a clínica respiratoria y la fiebre sin foco. La ageusia puede ser un síntoma orientativo en niños mayores y adolescentes. La incidencia de la infección por SARS-CoV-2 tras la pandemia está por determinar.
4 El VRS es la primera causa de neumonía y bronquiolitis en el primer año de vida. Las infecciones en niños mayores cursan como CVA y traqueobronquitis. Picos de incidencia de noviembre a marzo.
5 Los virus parainfluenza (particularmente el tipo 1) son la primera causa de laringitis. Picos de incidencia en otoño.
6 Las infecciones por los virus de la gripe tienen su máxima incidencia en los meses de invierno. Pueden presentarse con síntomas constitucionales más intensos y prolongados y afectar a cualquier parte del árbol respiratorio, sobre todo en niños pequeños.
7 Los adenovirus afectan fundamentalmente a niños menores de 5 años, con mayor incidencia a finales de invierno y primavera. Producen infecciones respiratorias y digestivas y son el agente causal de la fiebre faringo-conjuntival.
8 Los metapneumovirus están implicados en infecciones respiratorias, tanto del tracto superior como del inferior, con un patrón epidemiológico y clínico muy similar al VRS. Constituyen la segunda causa de bronquiolitis después del VRS.
9 Los bocavirus están implicados en infecciones respiratorias de gravedad muy variable en lactantes. Su relevancia real es controvertida, al tener un periodo de eliminación viral muy prolongado tras la primoinfección y reinfecciones posteriores.
10 La manifestación más frecuente de la infección respiratoria por enterovirus es la enfermedad febril inespecífica con faringitis, aunque algunos tipos se asocian a CVA. Picos de incidencia en verano y principios de otoño.
11 Las pruebas de detección rápida de algunos de los virus causantes de CVA (Influenza A y B, SARS-CoV-2, adenovirus, VRS) pueden tener utilidad en aquellas presentaciones prolongadas o atípicas, donde pueden aportar una mayor certeza diagnóstica y podrían evitar estudios complementarios o tratamientos innecesarios. No están indicadas en CVA de curso habitual.
12 En 2008 la FDA norteamericana recomendó evitar el uso preparados anticatarrales en menores de 2 años. La Academia Americana de Pediatría recomienda evitarlos antes de los 4 años. Las Agencia de Salud de Canadá, Reino Unido y Australia han ampliado esta recomendación a los niños menores de 6 años.
13 Una revisión reciente de fallecimientos asociados al uso de anticatarrales en menores de 12 años durante el periodo 2008-2016, registrados mediante un sistema de farmacovigilancia federal en USA, ha mostrado que la mayoría de los fallecimientos se produjeron en menores de 2 años y asociados al uso de antihistamínicos (particularmente la difenhidramina). El dextrometorfano como antitusivo y la pseudoefedrina como descongestivo figuran también en el listado.
14 El dextrometorfano es, pese a todo, el fármaco antitusivo más estudiado. La cloperastina, antihistamínico con modesta acción antitusiva (Flutox®, Sekisan®) y la levodropropizina, antitusivo de acción periférica (Tautoss®, Levotus®), no cuentan con ensayos clínicos de calidad que los avalen.
15 La EMA y la AEMPS han emitido sendas notas de seguridad sobre la codeína restringiendo su uso, tanto como analgésico como antitusivo, en menores de 12 años. La EMA asimismo desaconseja el uso de codeína en pacientes de 12 a 18 años que presenten compromiso de la función respiratoria por cualquier causa.
16 La acetilcisteína se ha asociado, en un solo ECA en infecciones respiratorias inferiores y superiores, a una leve disminución de la duración de la tos, de dudosa relevancia clínica.
17 En el año 2005 los CDC publicaron 3 casos de fallecimientos de lactantes menores de 6 meses asociados a la toma de fármacos anticatarrales. En los 3 casos se detectaron altos niveles de pseudoefedrina en los análisis post mórtem.
18 Un solo ECA mostró que la aplicación de Vapor-rub® se asociaba a una mejoría en la calidad del sueño en niños y padres, con una tendencia a la mejoría de la tos. No obstante, la ausencia de ciego y el frecuente efecto irritante (casi 50%) producido en la piel, la nariz y los ojos desaconsejan su uso.
19 El mayor ECA sobre lavados nasales en la edad pediátrica con una solución salina isotónica, con 400 pacientes, mostró una mejoría de los síntomas obstructivos y la rinorrea y un menor uso de fármacos anticatarrales en el grupo que recibió los lavados.
20 Como cantidad orientativa de miel como antitusivo se propone 2,5 ml entre 1 y 5 años, 5 ml entre 6 y 11 años y 10 ml por encima de los 12 años, siendo su administración a demanda.
21 En una reciente revisión sistemática de la colaboración Cochrane (2022), los probióticos mostraron beneficios en la prevención, con unos niveles de evidencia moderado-bajo. No obstante, los ECAs en niños arrojaron resultados dispares y como indican los propios autores de la revisión “los resultados de los ensayos tenían más probabilidades de ser positivos si los ensayos estaban financiados por la industria o si los autores tenían un conflicto de intereses”. Los autores también reconocen que no pueden recomendar una pauta clara en cuanto al tipo de probiótico, dosis o duración.
Notas: la Guía-ABE se actualiza periódicamente. Los autores y editores recomiendan aplicar estas recomendaciones con sentido crítico en función de la experiencia del médico, de los condicionantes de cada paciente y del entorno asistencial concreto; así mismo se aconseja consultar también otras fuentes para minimizar la probabilidad de errores. Texto dirigido exclusivamente a profesionales. | |||
[i] Más información en:
http://www.guia-abe.es/
[*] Comentarios y sugerencias en: laguiaabe@gmail.com |